El cristianismo en el siglo IV estuvo dominado en su primera etapa por Constantino el Grande y el Primer Concilio de Nicea de 325, que fue el inicio del período de los primeros siete concilios ecuménicos (325-787), y en su última etapa por el Edicto de Tesalónica de 380, que convirtió al Niceno en la iglesia estatal del Imperio Romano.